domingo, 27 de marzo de 2011

#6

Pedro Salinas - Qué alegría, vivir

 

Qué alegría, vivir
Pedro Salinas
La voz a ti debida

Parece ser que los domingos son días de poesía para el blog. Ya me perdonaréis no haber podido actualizar antes, pero así es como si, al escoger un poema, hiciera un resumen de lo que ha sido mi semana. Os cuento: esta mañana estaba desayunando, ya no sé ni a qué hora, leyendo Beatus Ille de Muñoz Molina. Y mencionaba a Pedro Salinas. En realidad, mencionaba un verso de este poema. Que hay otro ser por el que miro el mundo. Muñoz Molina ha decidido escribir las palabras exactas para mi fin de semana. Y además, qué precioso es Pedro Salinas. Me encanta su delicadeza, su forma de encontrar las sílabas adecuadas para transmitir esa alegría, para transmitir esa alta confianza de que esto no es sólo mío, es de alguien más, es un caminar compartido: que yo también veo las estrellas, la nieve, el paisaje blanco. Nuestro paisaje blanco.

Pues sí, tiene razón: qué alegría sentirse vivido…

domingo, 20 de marzo de 2011

#5

Arthur Rimbaud - Mi bohemia

 

Mi bohemia
Arthur Rimbaud

Pulgarcitos soñadores aquí todos, que seguimos desgranando en nuestro trayecto unas cuantas rimas. No sé qué tiene esta composición de Arthur Rimbaud, uno de los poetas malditos del Simbolismo francés, que me atrae tanto. En perfil de blogger le robo descaradamente una estrofa, porque me gusta ser pulgarcito soñador aunque sólo sea para mí. Aunque leer estar rimas de la bohemia del jovencísimo Rimbaud en la sección de poesía de una Fnac perdida en Zaragoza tampoco está mal.

Por cierto, os quería proponer una cosilla: si queréis sugerir algún poema para que aparezca en el blog, por favor dejad el título del poema y su autor en un comentario; yo estaría encantada de conocer nuevas composiciones. Compartamos poesía, sí señor, que para eso respira este blog ^^

domingo, 13 de marzo de 2011

#4

Blas de Otero - Aire Libre

Aire Libre
Blas de Otero

Hoy he descubierto a Blas de Otero. O, al menos, lo he redescubierto en este domingo de cielo despejado y nubes de vestido blanco deshilachado. Me lo presentó mi madre hace algo más de un año, con el poema Tú que hieres. Me gustó, lo leí unas cuantas veces y, aun no sé muy bien por qué, lo dejé de lado. Hoy lo he reencontrado. Y me ha maravillado. Jamás me lo hubiera esperado, pero así es. Esa sensación de ahogo de su poesía y, a la vez, esa frescura; esos encabalgamientos, esa suavidad y esa agresvidad, son completamente inexplicables. Un poeta por mí olvidado pero absolutamente sorprendente y recomendable.

lunes, 7 de marzo de 2011

#3

Rubén Darío – Sonatina

Sonatina
Rubén Darío
Prosas profanas y otros poemas

Rubén Darío es el máximo exponente del movimiento modernista que surge en Latinoamérica como un contrapeso al Positivismo que se empieza a cultivar en Europa y para desligar la cultura hispanoamericanda de la española. Sin embargo, la influencia de los modernistas dejará mucha huella en la literatura española de principios del siglo XX. Las características del Modernismo se pueden apreciar con bastante facilidad en esta composición del nicaragüense: se habría de destacar, sobre todo, la musicalidad del poema que se consigue mediante versos heptasílabos que repiten constantemente ciertos sonidos, como la /r/, /l/, /s/, /k/ a través de aliteraciones. Esto concede un ritmo muy marcado al poema que a su vez se sitúa en un entorno mágico y fantástico que podríamos enlazar con las tendencias escapistas ya tratadas en el Romanticismo anterior.

En la Sonatina, Rubén Darío nos presenta a una princesa que, pese a los tremendos lujos y privilegios de una vida holgada en un palacio de cuento, está triste porque no encuentra a nadie que la quiera. El poeta, sin embargo, no ahonda demasiado en los sentimientos de la protagonista, sino que, desde el exterior, se pregunta qué le ocurre, en quién piensa, qué tendrá, exponiendo así la desazón, el hastío y la melancolía a la que recurrirán una y otra vez los modernistas. Obviamente, se trata el tema del amor, pero un amor casi angustioso, que aun no se ha tenido pero que se desea con ansias tener; el amor como un peso que nos impide ser felices. Hará aparecer Darío, sin embargo, en la última estrofa a un príncipe que cabalga hacia el palacio en busca de la princesa, introduciendo así un atisbo de esperanza que nos hace pensar que, al final, la princesa recobrará su felicidad.

viernes, 4 de marzo de 2011

#2

Pablo Neruda - Poema 20

 

 Poema 20
Pablo Neruda
Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Un escalofrío vertical y ventoso recorre mi espina dorsal cada vez que leo esta obra de arte. Neruda explica, con una sencillez y una belleza abrumadora, la desesperación de un amor perdido, esa sensación de extrañeza de deshojar margaritas de sí o no o sí o no o quizá, tal vez… La desorientación de un hombre que se ha quedado vacío y ya no sabe como rellenarse de nuevo. Porque no sabe si ama a la que se ha ido, si la desprecia, siquiera si alguna vez la amó, pues sólo sabe que la ha perdido. Todo este torbellino se mezcla con el paisaje, que tantas veces contempló a su lado, se confunde con el cielo estrellado. En cuanto esto, como una vez ya comenté en mi otro blog, podemos mencionar la frase de Blaise Pascal: El silencio de los espacios infinitos me aterra. ¿Por qué? Porque el paisaje calla, sí, pero sigue igual que antes. La noche es la misma, igual que el rocío, los mismos árboles, la misma creación. Nada cambia porque ella se vaya. Nada varía en función de nuestra existencia. De ahí el tono melancólico de Neruda que mezcla, pues, el terrible dolor de un amor perdido y la extraña certeza de que todo sigue igual sin ella, que la muerte no llega, que hay que seguir viviendo aunque sea de mano de ese dolor en el pecho.

¡Gracias a los primeros seguidores!
(:

miércoles, 2 de marzo de 2011

#1

LXI – Introducción
Antonio Machado
Galerías

¿Sabéis qué es un depósito de objetos extraviados, más allá del sueño? La poesía. La poesía no sólo nos entristece o nos alegra o nos llora o nos mata. En la poesía reposan retazos de épocas pasadas, de mentalidades, de pequeñas historias. Y no sólo eso. Duermen en ellas escenas de amor, espinas enquistadas en dedos pulgares, lágrimas nocturnas, desesperación, desánimo, alegría, esperanza. Y todo eso lo vivió una persona: el poeta. Pero nosotros lo podemos revivir gracias a su legado. Podemos reinventar su poesía; podemos adoptarla y hacerla nuestra. Y esta huella tan delicada, tan valiosa, tan del poeta, se vuelve parte de nosotros. Y la encontramos en las galerías del tiempo, en los pasillos de su recuerdo.

Porque los poetas, como expresa Machado en este poema, son capaces de ver más allá, de sentir más allá. Son capaces de escribir, de teñir cuadrículas con sus vivencias y, allá donde otros sólo ven un traje apolillado y viejo, Machado ve letras y versos y rimas y tinta. Machado defiende la necesidad de conocer nuestras propias galerías, nuestros propios laberintos, para poder conocernos a nosotros mismos y seguir viviendo.

Objetos Extraviados, un nuevo y humilde proyecto que lanzo hoy – en este mismo momento –, pretende ser una suerte de glosario de esas galerías: las de Machado, las de Lope, las de Garcilaso, las de Bécquer, las de Darío, las de Lorca, las de todos aquellos que se os ocurran, todas aquellas galerías que nos enriquezcan y nos hagan crecer. Porque, conociendo las galerías de estos poetas aprenderemos a construir las nuestras y a guiarnos en ellas. Recitando a estos genios se aprende, y mucho, aunque habréis de perdonar mi inexperiencia y mis errores, que serán muchos. Estoy abierta a cualquier sugerencia, colaboración o queja en mi email luvinlu@hotmail.com así como en mi blog www.enpicado.blogspot.com

¡Bienvenidos!